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Esta es la Voluntad Presente de Dios:

"Unifiquense todas las iglesias en una sola y única"

LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS

 

 

 

CUARTA PARTE.

 

EL CONFLICTO DE LAS DOS AUTORIDADES : LA CIVIL Y LA ECLESIÁSTICA

 

I

Delante de Dios no hay necesidad de abrir el libro de la vida de quienes diciendo venir en Su Nombre con los frutos de sus obras demuestran la falsedad de su pretendido origen. Desde que la Inteligencia en su forma primaria de Filosofía se elevó el pensamiento analítico, los pensadores fuimos potenciados por el espíritu cristiano para  concentrar nuestra fuerza en las palabras y sin necesidad de penetrar en la vida íntima de sus autores, resolver la Verdad que proyectaron sobre la Historia.

Nadie debe olvidar que todo lo que se hace en el Presente repercute en el Futuro. Caminamos y vivimos en la Dimensión de la Historia Universal. Una obra escrita permanece dando su fruto en el Tiempo. A la Inteligencia que mana de Dios le toca entrar en su núcleo y ver su naturaleza. Si su fruto es el Odio y la Guerra, esa obra no viene de Dios; si es de Paz y Fraternidad, su Origen está en el Creador de toda Vida.

Así pues, y aunque en la cuestión de la vida íntima  de Zwinglio, como en las vidas de los demás apóstoles de la Rebelión Protestante, los intereses de sus herederos predominasen sobre la Verdad, transmitiendo al mundo unas biografías en las que la paja fue  arrojada y se nos presentó a  los sembradores de los Odio y de las Guerras que sembraron Europa  en los siglos XVI y XVII como  mensajeros del Amor Divino; esta manipulación perversa de la verdad Histórica dejada por ahora de lado, el hecho  fundamental sobre el Origen de sus Declaraciones Históricas, si de Jesucristo  o del Maligno, sin necesidad de echar mano de esos cuentos para discapacitados intelectuales que son las biografías oficiales de Martín Lutero, Enrique VIII, Calvino y Zwinglio, por las palabras solas podemos  abrirnos paso hasta ese núcleo y determinar la verdadera fuente de la que manaron.

Los frutos están contenidos en las semillas. Las semillas son el origen de dichos frutos. Independientemente de la mano que firme sus declaraciones llevan en su seno una realidad histórica propia: abrir la cáscara y ver  el núcleo que hace de esa semilla un germen maligno o divino es la función de todo espíritu de Inteligencia.

Fuese Zwinglio o cualquier otro sujeto quien firmase las palabras que siguen, siendo la autoría un asunto intrascendente en la relación a sus frutos, basta confrontarlas con la Sabiduría por Dios desplegada en su Hijo para quitarle la máscara al cordero y ver en su monstruosa realidad al lobo.

 Leamos:

 

34. El boato que ostentan las «autoridades eclesiásticas», como suele decirse, no tiene ningún fundamento en la doctrina de Cristo; 35. pero, por el contrario, las autoridades civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo. 36. Ese poder autoritativo que pretende ejercer la autoridad eclesiástica le pertenece, en realidad, a las autoridades seculares, siempre que éstas sean cristianas.

 

En la primera frase, la 34, el autor se viste de beato invocando la sencillez de los Apóstoles. Innecesario decir que la Rebelión Protestante se basó en una Corrupción de los Siervos de la Esposa del Señor, corrupción visible a todos los ojos y expuesta al escándalo en la contiende de Savonarola contra Alejandro VI. De tontos es  decir que de haberse el Colegio de los Pastores Romanos sometido a la Reforma que el Espíritu Santo le pidió en los Concilios de Basilea y Constanza dicha situación de corrupción perversa no hubiese degenerado en la Pornocracia de los Obispos de finales del XV y principios del XVI. Más de necios es todavía creer que aquella Pornocracia fue exclusiva de la Curia Italiana. La Pornocracia de los Obispos Alemanes superó con creces a la de los Obispos Italianos. Lutero hubiera debido  quitarse la Viga del ojo antes de escandalizarse por la paja en el ojo ajeno. Pero nadie es perfecto cuando el verdadero motor de su vida es la ambición. Ambición de ir a más que en Lutero tocó techo con su puesto de Profesor Universitario, y en el caso de Zwinglio con su puesto de párroco alpino. ¡Demasiada estrecha la camisa para tanto músculo!

El boato de las «autoridades eclesiásticas», no fue en absoluto un invento del Obispado. Vino con la propia Civilización Medieval. El Vestido y sus adornos descubría la posición de cada cual en una Sociedad Medieval estructurada en tres clases perfectamente delimitadas, a las que luego se uniría la Burguesía, viniendo con ella a luz la Edad Moderna. Cada cual se metía en el corsé natural que le correspondía a la posición social propia de la época. Un rey sin su corona no era un rey; un obispo sin su mitra no era un obispo. Los gremios obreros tenían igualmente su propia parafernalia. La única clase social exenta de todo boato externo era la clase pobre; es decir, la inmensa mayoría.

Aun en nuestros días la vestimenta marca la posición social. Un militar sin su gorro no se entiende. Un juez sin su toga no es de justicia. Un Papa sin su anillo no es Obispo de Roma.

Sobra decirlo pero hay que decirlo: De aquella disposición contra natura a hacer del oro y la plata el fundamento de la posición social vino la corrupción en todas las clases sociales del Medioevo. Los hombres perdieron el sentido divino de su existencia. Despreciaron la función providencial de su Labor en la Sociedad, donde nadie es más que su prójimo porque cada cual tiene su labor providencial gracias a la cual la Sociedad entera crece como árbol, fuerte, sano y robusto.

El mal no nació en las autoridades eclesiásticas;  se impuso en la Civilización durante la última etapa del Imperio Romano, y fue recogido por el Imperio Bizantino, que cultivó este boato en la Corte Constantinopolitana hasta hacer de él una ciencia, la más sagrada de las artes.

No observamos en la época del Obispado Romano de Gregorio I el Grande semejante boato a la Bizantina. El rastreo de la caída del Obispado Italiano en esa curva de corrupción se detecta en el Siglo X cuando las Familias Aristocráticas Italianas hicieron suyo el Obispado; acción que más tarde las grandes familias alemanas imitarían y conducirían al grado de perversión que descubrimos en la Alemania de Lutero.

Protesta, por consiguiente, muy loable contra el boato de las autoridades eclesiásticas por Mandato Divino obligadas a la Sencillez Apostólica, para la cual no existe el oro sino Jesucristo, su Señor, de quien le viene la Grandeza y la Autoridad.

Pero si a esta protesta contra el boato de las autoridades eclesiásticas se hubiese cernido esta tesis nada podría decirse contra su autor. Desgraciadamente el autor suizo utilizó este defecto, natural a todas las clases altas de su tiempo, para enseguida lanzar un ataque frontal contra la Iglesia. Y decir contra la Esposa es decir contra Su Esposo, Cristo Jesús, su Cabeza, ¿o es que se le puede romper a una persona una pierna y no ofender a su cabeza?

Habló el cordero, enseguida habló el lobo, diciendo:

 

pero, por el contrario, las autoridades civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo.

 

La astucia de la Serpiente  es venenosa. Quiere hacer creer que la autoridad eclesiástica tiene su Poder y Fundamento en el boato de la Vestimenta y no en Cristo, y que habiendo despreciado este Fundamento Divino las autoridades eclesiásticas pasaron a basar su Poder y fundamento en ese boato. Lo cual es una falsedad absoluta.

El fundamento y poder de la Autoridad Eclesiástica es Cristo. Que el obispo lleve oro o no lleve ni le añade ni le quita nada a la Autoridad que recibe de Cristo, y solamente un bárbaro y un ignorante pueden creer que una mano con Anillo es más preciosa que la Mano Desnuda de Cristo.

La causa de la Rebelión legítima contra el boato de los Siervos de Cristo tuvo lugar cuando ellos mismos dieron de lado la Mano Desnuda de Cristo y prefirieron la mano con anillo. Aquí sí hubo legitimidad para una Protesta. Pero usar esta legitimidad para cortarle la Mano a Cristo únicamente podía tener Fuente en el Maligno. 

La segunda parte de la Sentencia, las autoridades civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo, es de niños de teta. Basta recordar lo escrito: “Dad al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”

Mas lo que este Rebelde pretendió fue quitarle a Dios lo suyo, y en consecuencia escribió inmediatamente:

 

Ese poder autoritativo que pretende ejercer la autoridad eclesiástica le pertenece, en realidad, a las autoridades seculares, siempre que éstas sean cristianas.

 

Ignoro si quien lee esta Tesis tiene inteligencia o es simplemente un repetidor de doctrinas que le llegan y toda su existencia se reduce a servir de esclavo a un poder cuyo fundamento es la destrucción de la Edificación por Dios de un Templo para la Adoración de su Hijo.

La Negación de la Doctrina de Cristo que Zwinglio hace es Absoluta. El Rechazo a la Palabra Divina que ordena la existencia de ambos poderes, el Civil y el Eclesiástico, en Coexistencia Cristiana Pacífica, es Total.

Zwinglio estaba llamando a la Teocracia, y aunque se negó a que se refiriera su doctrina a la de Lutero, en este Capítulo ambos fueron hermanos de armas al servicio del Sembrador Maligno. Únicamente al Maligno podía  ser el Origen de una Doctrina por la que se Niega el Evangelio de Jesucristo, que ordena la Coexistencia de ambos Poderes.

Observamos que si bien al principio en Israel existieron ambos poderes, Rey y Sacerdote, al final de su historia el pueblo Judío no reconoció más que una Autoridad : la Teocracia del Templo, en cuya Autoridad se delegó el Poder Civil y el Poder Religioso. Esa Teocracia fue la que causó el enfrentamiento a muerte con el Poder Seleúcida, y determinó la Independencia con los Macabeos, para regresar a la Teocracia en su forma Monárquica con los Asmoneos.

Dios no podía permitir semejante invasión de un Poder por el otro, y decretó la destrucción del  Templo de Jerusalén.

Con el Advenimiento de Jesucristo se procede  a la Separación de ambos Poderes, que para siempre permanecerán en Coexistencia en el seno del Reino de Dios, hablando para la Eternidad, y quedaría sujeto en la Tierra a los conflictos naturales hasta que finalmente  se llegase a esa Coexistencia, enriquecedora para ambos Poderes, el Civil y el Eclesiástico.

Vemos cómo la Historia de estos Dos Milenios pasados ha sido una Transcripción de estas luchas anunciadas en la Doctrina de Jesucristo. El Capítulo de la Reforma Protestante significó una Negación de la Doctrina Jesucristiana a favor del Poder Civil, y queriendo hacer de la Esposa de Cristo una esclava al servicio de los príncipes de este mundo, y porque lo hizo, la Reforma degeneró inmediatamente en una Rebelión contra Dios: Padre e Hijo.

Los genocidios contra los Católicos acometidos por las teocracias monárquicas protestantes, una imitación de la Teocracia Asmonea elevada al modelo imperial, están escritos; su delirium tremens final fue la Guerra de los Treinta Años; sin embargo la Apoteosis Suprema Protestante no se realizaría sino en el siglo XX, en el que los Odios sembrados en aquellos dos siglos protestantes dieron por fin su fruto maligno infernal: las Guerras Mundiales.

A estas alturas de la Historia cualquier lector ve que la Separación de los dos Poderes, el Civil y el Eclesiástico, y su Coexistencia Pacífica al Servicio de las Naciones  son la Base y el Fundamento de nuestra Civilización Cristiana. La Historia les ha demostrado a las naciones de Origen Teocrático Protestante que  aquella Aniquilación de los Dos Poderes Divinos, el Civil y el Eclesiástico, ni tiene ni tuvo ni tendrá más sentido que la Destrucción de la Civilización.

La ambición de Zwinglio y sus hermanos de armas por ser algo más que un profesor de teología y un sacerdote de parroquia los condujo a la perdición.

              

II

 

Hablar de Poder Civil o Secular y del Poder Eclesiástico nos implica en el Conocimiento Verdadero de la Estructura del Reino de Dios en la Eternidad, Modelo de toda estructura social en el Universo.  Pero registremos  su negación antes de proceder. Escribió Zwinglio:

 

37.- Todos los cristianos sin excepción deben obediencia a la autoridad secular, 38.- mientras ella no ordene cosas que vayan contra Dios. 39.- Por eso, las leyes de la autoridad secular en su totalidad han de estar en conformidad con la voluntad de Dios, de modo que protejan al oprimido, aunque éste no levante la voz.

 

Resolviendo en positivo lo negativo podemos decir:

“Todo cristiano le debe obediencia a la autoridad eclesiástica… siempre que no vaya contra la Autoridad Civil creada por Dios… de manera que procediendo ambas de Dios y estando ordenadas para la coexistencia fraterna para la Paz de las Naciones ambas están sujetas al mismo Espíritu Social Creador de la Civilización… que delega en la Autoridad Civil la Administración de la Justicia y en la Autoridad Eclesiástica la defensa de la Verdad Divina”.

Lo contrario, anular una de las dos Autoridades levantadas por Dios para el Bien de Su Reino es un acto maligno cuyo fruto es la Guerra.

Evidentemente todo hombre es ciudadano del reino de Dios y como tal, independientemente de su posición social, pertenezca a la autoridad civil o eclesiástica, toda conducta está sujeta a la Justicia, y viceversa, el pensamiento de todos está sujeto a la Verdad Divina, de manera que quien se cree más allá de la Justicia por pertenecer al cuerpo eclesiástico como quien se cree no sujeto a la Verdad Divina por pertenecer al cuerpo civil: ambos son reos  de delito delante de Dios. Pues la Justicia sin la Verdad es una quimera, la puerta a la corrupción, a la dictadura y finalmente a la guerra civil. Y la Verdad sin la Justicia conduce al despotismo teocrático de quien se sitúa más allá del bien y del mal y creyéndose igual a Dios con su patología maligna pervierte la Imagen de Dios en el Hombre.

Que a la autoridad civil o secular le corresponda ordenar las leyes acorde a la Voluntad de Dios, como dice el Rebelde suizo, cuando ha sido abolida la Autoridad eclesiástica en la que esa Verdad Divina vive y se manifiesta, y esto independientemente de la conducta de sus representantes, en esto siguiendo siempre la Sabiduría Jesucristiana: “Haz lo que dicen, pero no imites lo que hagan”; seguir esta tesis de concentración de las dos Autoridades Divinas por anulación de una es levantar la Bandera de la Rebelión contra el Creador del Reino de su Hijo, quien ha dispuesto una Autoridad Religiosa Universal o Católica y una Autoridad Secular o Civil haciendo descansar en una la Verdad y en otra la Justicia. El fruto de la Coexistencia de ambas es la Paz Jesucristiana, es decir,  sostenida por el Rey y Sumo Pontífice Universal: Jesucristo, en quien ambas Autoridades se sustentan.

Por consiguiente, reducir ambas Autoridades a Una, es alzarse en Rebelión Abierta contra la Corona del Hijo de Dios, el Único en quien ambas Autoridades pueden existir y teniendo en EL su Tronco y su Fuente ambas disfruten de la  Vitalidad de su Naturaleza Divina.

La malignidad del Rebelde suizo se descubre en su siguiente e tesis, cuando escribe:

 

40. Solamente la autoridad civil tiene el derecho de condenar a muerte sin provocar la ira de Dios. Pero puede sentenciar a muerte únicamente a aquellos que pública y notoriamente escandalicen contra lo que Dios ha ordenado.

 

Tesis en la que se ve la Abolición de la Doctrina de Jesucristo, quien  abrogó la Pena de Muerte diciendo:

“Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás; el que matare será reo de juicio”. Pero yo os digo que todo el que se irrita contra su hermano será reo de juicio, el que le dijere “raca” será reo ante el sanedrín y el que le dijere “loco” será reo de la gehenna de fuego. Si vas, pues, a presentar una ofrenda ante el altar y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda. Muéstrate, conciliador con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas puesto en prisión. Que en verdad te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo”.

Doctrina en la que se ve cómo la Justicia es levantada entre hombre y hombre, y se deja la Pena de Muerte al Tribunal de Dios, de manera que aquí en la Tierra el espíritu de la Fraternidad sea el tribunal entre el ofendido y ofensor, y el tribunal de justicia el que  determine la causa dada la imposibilidad de reconciliación. Tribunal Civil que es desposeído del Poder sobre la Vida, que únicamente le corresponde a Dios, por cuya desposesión y reversión al Creador de la Vida la Condena de Muerte queda abolida.

Restableciendo la Pena de Muerte como Poder Divino en las manos de la Autoridad Secular los rebeldes protestantes jurando venir de Dios se levantaron contra la Doctrina de su Hijo, quedando así condenados ante Dios al seguir el ejemplo de Satanás, cuya Rebelión tuvo por causa  el rechazo de la Corona de Jesucristo.

No es en vano observar que en las naciones europeas finalmente ganadas para la doctrina católica la Pena de muerte viniese a ser abolida y permaneciese en las naciones donde la Rebelión Protestante se erigió en Templo de la Autoridad Secular.

Mas lo que realmente descubre el espíritu maligno que en Zwinglio fue su fuente es en la segunda parte de su tesis, en la que dice que la Autoridad Secular debe alzarse como brazo armado contra quienes se opongan a su doctrina rebelde. Recopiemos:

… Pero puede sentenciar a muerte únicamente a aquellos que pública y notoriamente escandalicen contra lo que Dios ha ordenado.

Primero dice que únicamente la Autoridad Civil tiene el Poder Legítimo paras condenar a muerte, con lo que rechaza cualquier juicio contra él por hereje; e inmediatamente dice que ese Poder Civil debe ser usado contra los herejes que rechacen su Reforma Protestante. De donde se entiende que quien dictará qué sea o no sea escándalo contra lo que Dios ha ordenado será él; él Zwinglio, será Dios en la Tierra por un día, y será él, el Dios suizo, quien decretará quien debe morir y quien debe vivir acorde a su doctrina de lo que sea o no escándalo para Dios, ergo, para él.

El techo que Zwinglio le puso el techo a su ambición fue el trono de Dios. Él y sólo él decretaba la Abolición de la Iglesia Milenaria Cristiana y se erigía como el Dios cuya Palabra sería la Fuente sobre la que descansaría la Vida y la Muerte en los territorios idólatras que le proclamarían su dios en la Tierra.

En este espíritu maligno seguía avanzando hacia la suplantación del Hijo de Dios en el Trono de su reino, diciendo:

 

41.- Si en forma justa la autoridad civil aconseja y ayuda, consejo y ayuda de que rendirá cuentas ante Dios, está también obligada a proporcionar el sustento corporal de quienes hayan sido por ella juzgados. 42.- Mas si, por el contrario, las autoridades civiles actúan al margen de la regla de Cristo es la voluntad de Dios que sean destituidas. 43.- Resumiendo: El mejor y más firme gobierno legislativo es el que rige conforme a la voluntad de Dios, mientras que el peor y más débil gobierno es el que actúa sólo conforme a su propio arbitrio.

 

Siendo la pretensión de su ambición ser ese que dictaría qué es la voluntad de Dios o qué no es la voluntad de Dios, tras echar mano de su veneno amable y generoso que cuida de los condenados, inmediatamente levanta la bandera de la rebelión a muerte contra quienes se opusiesen a su doctrina divina; caso de  dejarse destituir voluntariamente todos tan amigos, caso contrario hierro y fuego, que si el Alemán estuvo dispuesto a prenderle fuego al mundo entero en defensa de su verdad, el Suizo no lo iba a estar menos.

La tercera proposición permanece en la misma onda maligna. El, Zwinglio, es el intérprete de la voluntad de Dios, ergo, el mejor gobierno será el que se administre de acuerdo a su criterio, y el que no,  al infierno. ¡Un santo el hombre! Y cual santo,  siguió:

 

44.- Los verdaderos adoradores invocan a Dios en espíritu y en verdad sin jactarse delante de los hombres.45.- Los hipócritas realizan sus obras para que los hombres las vean; pero ahora ya reciben su recompensa. 46-. Así pues, los cánticos en el templo y el predicar mucho, pero sin devoción y solamente para ganar dinero, son cosas hechas buscando la alabanza de los hombres o por mero afán de lucro.

 

Quien pretendía ser un dios, para hacerlo debería robarle al Hijo de Dios sus palabras. Lo cual nos dice que habiendo sido esas palabras repetidas durante 1.600 años hasta hacerse aburrido el oírlas,  que sonasen nuevas en las orejas suizas, no queriendo calificarlas de orejas de burro, sí que nos descubre el nivel de analfabetismo en que los Alpes  vivían en aquellos días. Analfabetismo que de un lado nos explica la discapacidad intelectual necesaria para que esta semilla maligna encontrase tierra fértil. Y del otro lado nos afirma en la naturaleza de la cama de corrupción sobre cuyo colchón se había echado a dormir el Colegio de los Pastores del Rebaño del Señor. De no haber dejado de cumplir con sus obligaciones de Vigilancia estos sembradores del evangelio del Odio no hubiesen encontrado terreno donde plantar sus Guerras de Religión.

Pero ese Sueño de los Obispos fue ya anunciado por el Hijo de Dios Jesucristo en la Parábola de la Cizaña Maligna y luego confirmado por ÉL mismo como Profeta Divino en su Apocalipsis, avisándoles que el Diablo sería Liberado en el Segundo Milenio.

Mas el Tiempo para los mortales tiene un valor distinto al valor que se sostiene por la Eternidad. Si para Dios un siglo es un día, para nosotros un siglo es una vida. Y si para aquel que es Indestructible los avatares de las guerras de los siglos son episodios cortos, a quien le basta un virus para ser destruido: una sola línea de ese episodio puede ser una eternidad sufrida. Fue por esto que quiso Dios que su Hijo viese esta realidad humana sujeta a la Ley de la Muerte. Pues ¿cómo poder depositar en las manos de quien no ha sufrido en su propio Ser esta Realidad el Poder del Juicio Universal Final?

En esto sucede lo que con todas las cosas y todos sabemos por experiencia. Ya lo decimos todos, no sabemos lo que es el dolor de la pérdida de un ser queridísimo hasta que la padecemos nosotros mismos; hasta entonces observamos a los que la sufren como si fuesen seres de otro mundo; de repente la muerte pega en tu puerta y se te cae ese mundo tuyo tan perfectamente blindado contra el dolor de los otros.

No quiso Dios que su Hijo se sentase en el Tribunal del Juicio Universal sin conocer qué es la Vida del Hombre sujeto a la Ley de la Muerte. Y de aquí que el Espíritu Santo dijese que “quiso Dios perfeccionar a su Hijo”, llevarlo a la Perfección. Pues si antes dice Dios: “YO SOY DIOS y no será Formado otro después de Mí”, revelando así como Padre que su Hijo no pasará por el Camino que Él vivió hasta SER EL QUE ES, esta Determinación Eterna no implica que su Formación como Rey, Señor y Juez fuese a quedar fuera del Amor del Padre que educa a su Hijo para su propio Bien y el Bien de todo su Reino.

Y a la vez haciéndole Hombre nos encarnó en vivo al Hombre que El creó al Principio y en orden a cuya Existencia creó los Cielos y la Tierra. De manera que no puede haber Hombre si no es a la Imagen y Semejanza de su Hijo, y en este orden la Educación de todos los pueblos debe dirigir su Edificio a la Formación de este Hombre, Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, en cada uno de nosotros. Pues en quien Dios ve a su Hijo, Dios ve a un hijo, y por este Amor disfruta de la Naturaleza de quien es hijo de Dios a la Imagen que lo es su Hijo, por quien y en quien participa de la Vida según su Naturaleza Indestructible.

Esta es la Doctrina con la que el Espíritu Santo revolucionó la Historia, echó las bases de nuestra Civilización, la impregnó de su Indestructibilidad y le comunicó su Invencibilidad. Si nosotros no podemos ver la Imagen del Hijo de Dos en este Zwinglio, ¡cómo podrá ver Dios en él a su Hijo Amado!

Basta leer la siguiente tesis para verlo así:

 

47. Todo hombre debe preferir dejarse matar antes que escandalizar al cristiano o hacerle caer en desgracia.

 

De donde uno se pregunta: Pues que él escandalizó a la cristiandad entera, ¿por qué no se dejó matar y en vez de sacrificarse, siguiendo el ejemplo de Jesucristo,  prefirió matar a todo el que se le opusiese?

¿Eso es lo que hizo Jesucristo: matar a sus enemigos?

Los crímenes de los Suizos están escritos, y aunque justificados en que ésa era la Voluntad de Dios, matar a todo el que se opusiese a sus ambiciones de ser “como los dioses”, el Día en que  sean llamados ante el Tribunal de su Hijo  responderán de sus delitos. Porque “Pedro, el que a hierro mata, a hierro muere”.

 

QUINTA PARTE

 

LA INSTITUCION DIVINA DE LA CENA SAGRADA DEL SEÑOR